La tres etapas del turismo interno en 2020: buen comienzo, desplome y gradual recuperación
El desarrollo del turismo interno, en un año que dejará en el imaginario colectivo una profunda marca, abarcó tres etapas diferenciadas: un comienzo con récords de turistas en todo el país durante la temporada 2019/2020; el golpe inesperado a la actividad producto de la Covid-19 y la esperanza de una gradual recuperación después de ocho meses de parálisis.
La última temporada de verano tuvo un balance récord de casi 32 millones de personas, entre turistas y excursionistas, que eligieron vacacionar en el país, lo que significó un crecimiento del 6,9% respecto del año anterior, con ingresos que alcanzaron los 237.500 millones de pesos y ratificaron al turismo como el cuarto sector generador de divisas para el país.
Las perspectivas entonces eran más que alentadoras y hasta habían dejado atrás las primeras expresiones de preocupación por la instrumentación del impuesto PAIS, del 30%, para balancear el déficit generado por el turismo emisivo.
En tanto, el gasto directo tuvo un aumento del 60,5%, según los datos publicados por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Sin embargo, una inquietante noticia comenzó a circular desde uno de los mercados emisivos más importantes del mundo, China, donde un enemigo silencioso y desconocido hasta entonces hizo su aparición en la ciudad de Wuhan.
Los nubarrones se extendieron por el mundo y la Covid-19 se transformó en pandemia, lo que obligó a la reacción de los gobiernos: cierre de fronteras y restricciones a la movilidad de las personas, un golpe letal a la actividad turística.
En la Argentina, a mediados de marzo se decretó la cuarentena total, y desde el minuto cero, tanto el Ministerio de Turismo y Deportes (Minturdep) como las cámaras privadas del sector comenzaron a trabajar en conjunto en medidas para atemperar el cimbronazo que la situación iba a generar en diversos sectores de la actividad.
Desde el Minturdep se puso en marcha el Plan de Auxilio, Capacitación e Infraestructura para el Turismo (Pacit), compuesto por tres fondos (Auxilio y Capacitación Turística, Auxilio para Prestadores Turísticos y Plan 50 Destinos) con el objetivo de contener y brindar liquidez a las empresas y cuidar los puestos de trabajo.
Esta medidas se tradujeron en una ayuda económica a las Pymes, prestadoras del sector -guías, pequeñas excursiones e instructores, entre otros- y obras de infraestructura en todo el país por un total de 1.200 millones de pesos originados en el impuesto PAIS y distribuidos en unos 60 millones por distrito.
Durante estos meses de zozobra, el Estado se hizo presente con la mayor inversión pública en la historia del sector turístico, que llegó a los 60 mil millones de pesos entre los fondos de auxilio y el Plan PreViaje.
De acuerdo a los datos aportados por la Secretaría de Promoción Turística, el 78% del total de los ATP otorgados por el Estado fueron fueron dirigidos esta actividad y beneficiaron a 35.000 empresas, con impacto en 211.000 trabajadores.
Por otra parte, a lo largo y ancho del país miles de operadores, guías, hoteleros, gastronómicos y destinos participaron de los cursos de capacitación dictados por la Cámara Argentina de Turismo y por la Federación de Empresarios Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina, entre otras entidades privadas, a través de plataformas digitales.
También las áreas de turismo de las provincias y destinos turísticos del país dictaron infinidad de cursos a quienes se desempeñan en esta industria, tanto del ámbito público como el privado.
Esta red de capacitación tuvo en el área de Formación del Ministerio de Turismo y Deportes, a cargo de Gabriela Barón, un pilar fundamental con miles de inscriptos en su campus virtual, a los que se les brindó herramientas para el manejo de la crisis.
Las capacitaciones libres y gratuitas se focalizaron en cursos sobre gestión del riesgo turístico, nuevas modalidades de comercialización y la virtualidad, pero también en seguridad e higiene, con hincapié en protocolos en esa materia para hotelería, agencias de viajes, centros de informes y oficinas de atención a la gestión pública.
Este andamiaje de ayudas se ancló con la promulgación de la Ley 27.563 de Sostenimiento y Reactivación Productiva de la Actividad Turística Nacional, publicada en el Boletín Oficial el 21 de septiembre, una legislación apoyada por todos los estamentos de la actividad ante la emergencia del sector.
Entre las principales medidas, la norma prorrogó hasta el 31 de diciembre el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) para el pago de salarios, la asistencia económica a Pymes, la reducción del 95% del pago de contribuciones patronales, planes de moratoria, suspensión de embargos y prórroga en el vencimiento del pago de impuestos, entre otros.
Para los consumidores, un hito fundamental fue la incorporación del Programa PreViaje, un sistema de compensación por parte del Estado del 50% en la preventa de los paquetes turísticos que se adquieran en el país para 2021.
Este novedoso plan, un proyecto del Minturdep orientado a fomentar y potenciar la demanda a nivel interno, obtuvo el reconocimiento de la Organización Mundial de Turismo.
El horizonte de tierra arrasada, con meses de facturación cero, se comenzó a despejar: el país, 22 provincias, la ciudad de Buenos Aires, municipios y cientos de empresas prestatarias recibieron el certificado internacional Sello Viajes Seguros, del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, en inglés), la ratificación de la temporada de verano, y la reapertura de fronteras a los países limítrofes.
La prueba piloto para la temporada se concretó el fin de semana largo del 5 al 8 de diciembre, que movilizó a más de 700 mil personas hacia los distintos destinos del país, lo que dio pie al inicio de una esperada recuperación, cuya continuidad dependerá en gran medida de la responsabilidad social ciudadana.
Atrás van quedando ocho meses difíciles pero en los que se trabajó codo a codo entre los estados nacional y provinciales, el sector privado y el académico para llegar a esta etapa de gradual recuperación.
El proceso comienza para un sector que fue calificado por el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, como "prioritario y estratégico" en el proceso de reconstrucción del país.
Estos ocho meses de inactividad dejaron como secuela la pérdida de más de 100 mil puestos de trabajo, un 15% de la hotelería que no volverá a abrir, casi un 20% de las agencias de viajes en la misma situación e infinidad de restaurantes que no podrán continuar sus tareas.
El sector, después de un esfuerzo sin precedentes, espera un 2021 con la esperanza de comenzar a transitar el proceso gradual de crecimiento, con el esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras del sector, el apoyo público y privado, y la responsabilidad ciudadana. (Télam)
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