Las tres tareas vitales y urgentes del turismo español
El turismo español
se enfrenta a tres tareas urgentes de cuya gestión eficaz depende no sólo el
mantenimiento de su posición de liderazgo en el futuro sino su supervivencia
inmediata.
· La
primera es el mantenimiento de la estructura productiva. En un artículo
anterior de esta serie se recogía la diferencia acuñada por el economista de la
OCDE, Miroudot, que distingue entre “robustez” de un sector como su capacidad
para mantener su actividad durante una crisis, y “resiliencia” como su
capacidad para recuperar el nivel de actividad previo a la crisis. Por lo que
se refiere a la “robustez”, todos los sectores del turismo español están en
peligro: las compañías de transporte aéreo, marítimo y terrestre, los
intermediarios, como GDS y agencias de viaje, la hotelería, el ocio, etc. Pero,
quizás, el subsector más castigado y más débil desde el punto de vista
empresarial es el de la hostelería. Y la restauración y los bares constituyen
una actividad, generalmente calificada como complementaria, pero que es
sustancial y distintiva de la oferta turística española.
El Gobierno no ha
reaccionado con la rapidez y la eficacia que serían exigibles dado el inminente
riesgo de colapso de la actividad. Las restricciones e incluso la cesación de
la actividad de restaurantes y bares ha sido impuesta por decisiones
administrativas, es decir por causas externas basadas en consideraciones de
bien común. Es un principio de derecho que los particulares que soportan un
perjuicio en beneficio del bien general están legitimados a recibir una
compensación por su contribución a los intereses generales. El Gobierno aplica
criterios restrictivos, ya que incluso el recurso a los ERTE se ha venido
denegando con el argumento de que los mismos se justifican por el cese de la
actividad y los restaurantes y bares pueden dedicarse a la preparación de
comidas por encargo y a domicilio, aunque parece que acaba de flexibilizar esta
posición. Ante esta actitud de abandono, algunas Comunidades Autónomas, como
Galicia y Andalucía, están diseñando planes de ayuda a fondo perdido.
Frente a esta
ausencia de ayudas por parte del Gobierno español, otros países de la Unión
Europea, en los que el turismo no tiene la importancia vital que en España
representa para la economía nacional, están aplicando planes de ayuda directa
al sector turístico. Los países emisores no han dudado en aprobar planes de
rescate amplios para las empresas turísticas que se han visto afectadas por la
pandemia. COMPETUR, alianza impulsada por “Hostelería de España” ha elaborado
un estudio comparativo de los planes que están aplicando los distintos países
europeos para salvar a sus respectivos sectores turísticos y que suponen una
inversión de más de 130.000 millones de euros. Según este estudio, y tal como
ha publicado HOSTELTUR, España (12,5%) y Portugal (8%), cuyos sectores
turísticos representan un mayor porcentaje del respectivo PIB, aglutinan
solamente el 5% de la inversión total. Cuatro países han reducido el IVA a la
hostelería, dos han reducido el IVA a los servicios turísticos, y ocho países
han optado por reducir ambos. Además, cuatro países optan por ir más allá y
combinan las bajadas del IVA con los bonos turísticos. España es uno de los
países europeos que no ha aprobado ni una ni otra medida. Lo equitativo y
eficaz es que hubiera un Plan Nacional.
Se evitarían así desigualdades entre las empresas y trabajadores de las distintas regiones y se utilizarían en condiciones de igualdad los fondos europeos, como están haciendo otros países miembros de la Unión Europea. La Generalidad de Cataluña acaba de convocar la tercera línea de ayudas a empresas y autónomos turísticos. En ella no se menciona a la hostelería, a pesar del grado de desesperación de este sector que ha generado actos de crispación censurables.
· La segunda
tarea está relacionada con la “resiliencia”, que, según Miroudot, es la
capacidad de recuperar la actividad previa a la crisis. En este área, el Plan
de Recuperación de la Unión Europea supone una oportunidad que no puede ser
desaprovechada. Las Asociaciones Empresariales españolas han de elaborar
conjuntamente un Plan, ambicioso y realista a la vez, de acuerdo con las líneas
que define el Plan Europeo de Recuperación (digitalización, sostenibilidad,
energía) que puedan aplicar las empresas turísticas de cualquier tamaño. El
sector turístico español tiene instrumentos, como el ITH, con capacidad técnica
para llevar a cabo esta tarea. El Plan se sometería, con el apoyo de la CEOE,
al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo para que sea asumido por el Gobierno.
Entonces podrá comprobarse de manera incontrovertible si el Gobierno reconoce
el papel fundamental del turismo en la economía española.
· La
tercera tarea, también relacionada con la “resiliencia” es la recuperación de
los mercados. La reacción económica y social al anuncio de una vacuna
eficaz y la respuesta de la demanda en cuanto la pandemia ha permitido un
respiro demuestra un alto deseo de viajar. Así lo confirman los informes de las
Oficinas Españolas de Turismo. El viajero potencial, confiado en los estudios
sobre la seguridad sanitaria del viaje en avión realizados por la Secretaría de
Defensa de los EE.UU. e IATA ha desechado los temores iniciales. El factor
clave imprescindible es poner en marcha un sistema generalizado de test previos
al viaje. Es difícilmente comprensible la falta de capacidad de la Comisión
Europea y de los Gobiernos para no llegar a un acuerdo y que sea el sector
turístico –operadores (TUI), líneas aéreas (Lufthansa, Iberia), aeropuertos
(Frankfurt, Munich), destinos (Canarias), hoteleros Room Mate) el que esté
asumiendo el impulso e incluso los costes de unas pruebas que son
responsabilidad de los poderes públicos al diseñar y aplicar su política
sanitaria. ¿Si se exigen determinadas pruebas y vacunas para viajar a lugares
en los cuales existen riesgos sanitarios de distinto tipo por qué no se aplica
el mismo criterio en el caso del covid-19?
Si este análisis es
correcto, el sector turístico privado y las Asociaciones que lo representan
(Mesa del Turismo, Exceltur, CEHAT) deberían centrarse en objetivos muy
específicos en estos tres campos: test en origen/destino; ayudas directas para
fortalecer la “robustez”, y diseño de un plan realista común y consensuado de
recuperación. Estos son los grandes retos a los que se enfrenta el turismo
español. De la capacidad de respuesta de sus protagonistas privados,
empresarios y trabajadores, y de las Administraciones públicas responsables
depende su futuro.
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