En los grupos de WhatsApp de los gastronómicos circuló el posteo del “Zorrito” Von Quintiero tras cerrar su restaurante Bruni. La mayoría coincidía y lo festejaba. En el texto, el ahora exempresario gastronómico se despedía de su actividad y le daba la bienvenida a una vida “libre de IVA, Ingresos Brutos, ART, seguros de vida” y muchos otros costos más.
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Según datos de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra), aproximadamente un 39,8% del precio que paga el consumidor se origina en impuestos nacionales, provinciales y municipales. Es decir, cuatro de cada 10 pesos de un ticket promedio se van en carga impositiva.
Esto incluye Ingresos Brutos, tasas de Seguridad e Higiene, IVA, Ganancias , aportes patronales y otros impuestos de los tres niveles de gobierno.
Pero la recaudación no termina ahí. Santiago Olivera es uno de los emprendedores detrás del mercado Mercat Villa Crespo y el veggie Lado V. Su nombre resonó en los medios en 2020 porque tuvo que cerrar su cervecería Bad Toro, para lo que tuvo que gastar aproximadamente $4 millones.
Cuatro de cada 10 pesos de un ticket promedio se van en carga impositiva. (Foto: NA). Decidido a seguir emprendiendo, abrió nuevos locales durante la cuarentena y los mantuvo a pesar de los cierres y la baja en la afluencia. En diálogo con TN.com.ar , narra una de las últimas escenas al borde del ridículo: “Hace unos meses, en medio de las restricciones más fuertes, vinieron de Sadaic [la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música] a cobrarnos por pasar música en un local sin gente”.
“Por primera vez a mis 44 años siento ganas de emprender en otro país y hasta ahora nunca me había pasado en ninguna de las crisis anteriores de la Argentina: durante estos meses llegaron impuestos y facturas de servicios como si no hubiera una pandemia y como si no hubiéramos estado imposibilitados de trabajar”, describe, y añade: “Todos los que leímos el posteo del Zorrito nos sentimos 100% identificados y esto va más allá de este gobierno, porque es transversal a todos”.
Bad Toro no fue el único bar que debió cerrar sus persianas en el último tiempo. De acuerdo con datos de Fehgra, durante 2020 el sector gastronómico cayó un 44% (contra un 9,9% de la economía general). Es la crisis más grave en la historia del sector desde 1980. Entre la gastronomía y la hotelería, se perdieron 11.800 empresas y 175.000 puestos de trabajo en la pandemia.
Es que los números de la gastronomía ya no venían bien antes de la pandemia, y la cuarentena les asestó el golpe final. Según Martín Blanco, director de Moebius Marketing , una agencia especializada en el mundo foodie , un negocio de este tipo al que le va bien necesita vender entre 3000 y 5000 tickets al mes. Con ese volumen ganaba de un 10% a un 15% de utilidad sobre ventas y podía recuperar su inversión entre tres o cuatro años.
Antes de la pandemia, de cada 100 restaurantes, bares y cafés, 20 locales se llevaban el 60% de los tickets de la zona y tenían utilidades superiores, de hasta un 20%. Unos 40 locales apenas ganaban un 5% o “flotaban”, sobrevivían. Finalmente, 40 cerraban antes de los 18 meses.
En la pandemia la situación es distinta. Los 40 que cerraban en 18 meses comenzaron a hacerlo antes. Los que sobrevivían se endeudaron o cerraron. Y los 20 “top” sobrevivieron ganando “poco o nada”. Cada restricción , como la que solo les permitió abrir hasta las 19 o la que no los dejó operar durante los fines de semana, les quitaba un tercio de la facturación , aclara Blanco.
Marcelo Boer es otro emprendedor gastronómico que se sigue animando a abrir locales pese a la pandemia. A inicios de 2020 debutó con Mudrá y en 2021, con Oleada, dos restaurantes que tienen un menú basado en plantas. “Es cada vez más complicado operar y tener una utilidad razonable: el promedio general debe estar en 10% cuando en otras partes del mundo llega hasta el 20%”, dice, en diálogo con TN.com.ar.
“Para que esto vuelva a crecer es indispensable poder pensar en una reestructuración impositiva desde el lado de la Ciudad, con Ingresos Brutos, y con el IVA en Nación, con un proyecto que vuelva a hacer rentables a los restaurantes para seguir generando empleos y valor al turismo”, señala el emprendedor.
En ese sentido, hubo algunas exenciones impositivas por parte de la Ciudad durante la pandemia y algunos programas especiales para pagar salarios por parte del gobierno porteño y el nacional. El Repro 2 , el más famoso de todos, les otorgó a los gastronómicos $22.000 por empleado para ayudarlos a pagar sueldos y también benefició a dueños de pymes de esta industria específica. Sin embargo, desde el sector se cansaron de repetir que una porción muy baja de las empresas que se anotaron lo consiguieron.
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