Turismo, pandemia y género: ¿una oportunidad?
Las crisis dan lugar a oportunidades, podemos repensar nuevos esquemas laborales que contemplen una mayor equidad en el reparto de tareas y, de este modo, dar un paso hacia la jerarquización de los cuidados y, por consiguiente, hacia la igualdad de género.
La pandemia del Covid-19 ha paralizado la actividad económica en todo el mundo, en especial el turismo, lo cual ha brindado una oportunidad para hacer una pausa y reflexionar en muchos sentidos. Uno de ellos es la feminización y precarización de algunos puestos de trabajo dentro de la industria turística. La falta de reconocimiento y valorización de estos trabajos tiene que ver con la desigualdad de género.
Hace unos años en España, las mujeres que limpian en los hoteles se organizaron para denunciar que, pese al crecimiento del turismo, sufrían una creciente precarización laboral en el marco de la tercerización, el ajuste de salarios y la extensión de jornadas laborales. Esto las colocaba en una situación de absoluta desigualdad sin una justificación económica de por medio, dado que el sector se hallaba en pleno auge.
La precarización laboral, las brechas salariales y el techo de cristal son fenómenos que se pueden observar, dentro del mercado de trabajo del sector turístico, pero se dan en forma muy marcada y con mayor frecuencia quizás que en otros sectores. Esto se debe en primer lugar a que se trata de un mercado de trabajo altamente feminizado. El informe elaborado por la organización Mundial del Turismo en 2010 mostró que las mujeres representan más del 50% de la fuerza laboral mundial empleada en el sector turístico con una fuerte concentración en el sector de servicios y en niveles administrativos. Y que, en varios países, el porcentaje de mujeres alcanza cerca del 70%.
El turismo mercantiliza el ocio y las tareas reproductivas para que las personas puedan trasladarse y pasar un tiempo fuera de sus hogares para descansar o trabajar. Las tareas reproductivas, en general, han sido brindadas históricamente por mujeres y en forma gratuita.
La gratuidad del trabajo doméstico, de cuidados y reproductivo, históricamente asignado a las mujeres como su tarea “natural” por el hecho de haber nacido mujeres, ha repercutido en el proceso de asignación de valor a esas tareas cuando pasaron a ser brindadas a cambio de una remuneración dentro del mercado de trabajo.
Lo que subyace respecto de la feminización y la precarización laboral son las relaciones de poder entre los géneros, las cuales continúan siendo muy desiguales. Parte de esa desigualdad se refleja en la valorización social de algunos trabajos. Crecemos con la idea de que las tareas asociadas a la reproducción como la limpieza, la cocina, servir los alimentos, lavar la ropa, etc., son tareas de menor rango que otras cuando, en realidad, son tareas sin las cuales no podríamos ni más ni menos que seguir viviendo.
El turismo, entendido como el conjunto de los servicios creados para atender las necesidades relacionadas con los desplazamientos por ocio, pone en el centro de la industria a las tareas
reproductivas justamente en un momento histórico donde es preciso revalorizarlas y pensar nuevos esquemas que permitan el trabajo y la reproducción en forma más equitativa, tanto en términos de distribución de tareas entre los géneros, como en la valorización económica y social de dichas tareas. Por lo tanto, el turismo se convierte en una oportunidad y puede jugar un rol importante en dicha valorización y profesionalización de los empleos históricamente feminizados.
Las crisis dan lugar a oportunidades, podemos repensar nuevos esquemas laborales que contemplen una mayor equidad en el reparto de tareas y, de este modo, dar un paso hacia la jerarquización de los cuidados y, por consiguiente, hacia la igualdad de género.
La profesionalización y jerarquización del trabajo turístico quizás encuentre una oportunidad en la necesidad de brindar nuevos protocolos y seguridades para la atención que serán vitales para el funcionamiento de hoteles, medios de transporte, lugares con concurrencia masiva, etc. Condiciones laborales equitativas entre varones y mujeres también deberán ser parte de este salto de calidad.
(*) Docente de la Universidad Provincial de Ezeiza (UPE) y del Centro de Investigaciones en Turismo (CIT).
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