Del PreViaje a la crisis de ocupación: el turismo interno sufre un desplome inédito
El desplome de la actividad turística invernal en suelo argentino encendió todas las alarmas. El país enfrenta un déficit de más de 600 mil turistas, dentro del balance de quienes eligen un destino en el exterior y el turismo receptivo. Según el INDEC, el arribo de extranjeros fue de 542.300, lo que marca una estrepitosa caída interanual respecto al año anterior, mientras que la salida de argentinos al exterior fue de más de 1.219.500 en el mes de junio.
Con este panorama desolador para el turismo local, la crisis de ocupación es letal y en algunos puntos del país no llegó al 50%. La encuesta de turismo internacional (ETI) reveló que el turismo receptivo proviene de Uruguay, Brasil y Europa. Mientras que el turismo emisivo se dirigió a países limítrofes como Paraguay, Chile y Brasil.
En este sentido, para analizar qué variables influyen en la crisis turística, dialogamos con Aldo Elías, vicepresidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT); y Cristian Escudero, secretario de Turismo y Desarrollo Sostenible de la Municipalidad de La Costa.
“La salida de divisas en déficit comercial de la balanza turística es muy fuerte, estamos imaginando que va a llegar a los 10.000 millones de dólares a fin de año”, señaló Elías. En un contexto económico y político donde el estrangulamiento externo y la crisis de divisas pone en jaque al Gobierno, el dirigente de la Cámara de Turismo puntualizó: “Esto para un país que necesita dólares es un impacto negativo que hay que tener en consideración. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional fue para obtener 20.000 millones de dólares. Si 10.000 se pierden en materia de actividad turística por la balanza comercial, se está perdiendo el 50% de lo que se había pedido al Fondo”, remarcó.
Con respecto al turismo emisivo y la fuga de dólares al exterior, Elías hizo hincapié en el tipo de cambio como variable central en la explicación de la caída de la actividad turística receptiva e interna. De la misma forma, marcó otro factor importante: Argentina no es competitiva con respecto a otros destinos dado que termina siendo cara comparativamente a otros países de la región.
Cristian Escudero advirtió: “Los destinos nacionales somos los más afectados. En un fin de semana largo en Argentina se movían cerca de 5 o 6 millones de turistas y hoy se van en un mes 1 millón de turistas al exterior. Ya hubo una contracción del 20% de esos turistas que no se movieron”. Esta crisis empezó a agudizarse desde la temporada de 2023, donde se registró un 40% de recesión y una caída del 35% en la ocupación hotelera. Desde ahí no pudo repuntar de manera significativa. El consumo se mantuvo en un 20% por debajo de otros veranos y en los fines de semana largos se estima entre un 5% y un 8% menos de turistas.
En este sentido, Escudero destacó: “Nosotros siempre decimos que todo turista que ingresa al Partido de la Costa, es un ingreso económico y un movimiento regional; por ende, estamos felices de que sigan viniendo, aunque no sea suficiente en relación al daño que se está haciendo respecto a la no política pública para el turismo y la generación de incentivos para el turismo internacional y nacional”.
“La caída es fuerte respecto del año anterior y a nivel promedio del país, está entre un 20 y un 25%. Salvo los destinos de nieve, el resto está muy por debajo de sus expectativas y sobre todo de sus posibilidades”, sostuvo por su parte Elías. Si bien existió una leve recuperación con respecto a los porcentajes de ocupación del relevamiento anterior, que arrojó que más de 15 destinos estaban por debajo del 50% de ocupación y ahora únicamente 4 de ellos se mantienen en esos números, el porcentaje es desalentador.
El descenso de la actividad se focaliza en algunos destinos particulares. Elías señaló que las ciudades corporativas y las capitales han visto especialmente disminuido su movimiento: “La Ciudad de Buenos Aires, Córdoba capital y Tucumán han sido destinos muy golpeados por este escenario. La costa atlántica en la mayoría de los destinos, salvo Mar de las Pampas, Pinamar y Cariló -que se han mantenido en un porcentaje de ocupación razonable, aunque por debajo de lo habitual-, el resto ha trabajado muy mal”.
Escudero concordó en que la caída no fue igual en todas las ciudades del Partido de la Costa. La segmentación es clara y hay algunas de ellas que resisten a la crisis, protegidas por el poder adquisitivo del público que tradicionalmente frecuenta ciudades como Costa del Este, Pinamar, Costa Esmeralda, La Lucila del Mar o Cariló: “Pinamar y Cariló tienen un público ABC1, que es el que se va afuera, no son quienes más se ven afectados, inclusive muchos son quienes se ven beneficiados por las políticas que se están llevando adelante”, destacó Escudero.

“Los números asustan y lo que viene asusta aún más. Una por el tipo de cambio y otra porque los que tienen la posibilidad de viajar no pertenecen al sector trabajador, al laburante. Hoy a ese sector evidentemente el salario no le alcanza como para hacerse una escapada de fin de semana o venirse de vacaciones de invierno, lo que nos preocupa de cara al verano”, apuntó el funcionario. En esta misma línea, Escudero analizó que parte de los turistas que se dirigían a destinos dentro de la costa atlántica hoy están viendo comprometida su capacidad de viajar a cualquier destino: “El que no se mueve es porque no le dan los números para moverse, que antes sí lo podía hacer. Esto nos repercute negativamente».
Dentro de esta conceptualización, Escudero explicó que existe una amenaza ligada a la incertidumbre de no saber qué va a suceder con las empresas y los puestos de trabajo de muchas personas: “Si me pongo en el lugar de una familia trabajadora, que por ahí trabajan los dos, uno en una empresa, el otro comerciante, y están con miedo a que te digan ‘bueno cerramos la persiana’, es entendible”.
La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) alertó con un comunicado de prensa que las escapadas -en lo que respecta a los feriados y fines de semana turísticos- habían sido más austeras. CAME remarcó que en junio viajaron 2,1 millones de turistas en el país, que gastaron más de 400 millones de pesos, lo cual representa una caída de 16,6% con respecto al año anterior.
Las políticas públicas de fomento por parte del Estado Nacional también han brillado por su ausencia. “El Gobierno no está aplicando ninguna política de incentivo para el desarrollo de la actividad turística. No creo que esté en su ADN. Lo último que tuvimos en materia de política pública fue el Pre-Viaje que se dio en una circunstancia muy particular después de la pandemia y cuando la actividad necesitaba fuertemente una ayuda para volver a moverse”, analizó Elias. Asimismo, en referencia al periodo de la pandemia que produjo una fuerte caída en la actividad económica, apuntó: “De continuar esto así podríamos asemejarlo a aquel periodo, con el agravante de que en aquel momento había un apoyo estatal económico hacia las empresas y en este momento no”. “Es entendible que este Gobierno, que está queriendo encaminar todo el funcionamiento hacia una dirección determinada, no se fije en políticas públicas de desarrollo, que sí tiene con otras actividades”, agregó.
Escudero también resaltó el Pre-Viaje, que combinaba al sector privado y al estatal, como una de las políticas públicas célebres, plausibles y potentes de los últimos años: “Era una herramienta fenomenal, una política que daba el beneficio económico e incentivaba al turismo nacional”. Dentro de estas políticas de fomento, también nombró al programa de Viajes de Egresados: “En la Costa recibimos cerca de 50.000 jóvenes previo a la temporada. Fue un movimiento económico muy importante y con una enorme funcionalidad social. Para muchos chicos y chicas quizás era la única vez que iban a poder viajar con sus compañeros y compartir esa experiencia, conocer un destino, saber qué es viajar, qué es el ocio, qué es recrearse. Por otro lado, para nosotros es un potencial turista a futuro que nos venga a visitar”.
Lamentablemente, hoy no existen políticas públicas por parte del gobierno nacional que incentiven en algún aspecto programas de promoción y desarrollo para el turismo nacional.
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