Inflación y restaurantes llenos: el espejismo de la economía argentina
Hoteles
repletos, restaurantes con lista de espera y recitales que se agotan en horas
pueden parecer una faceta contradictoria en una Argentina afectada por la alta
inflación. En diálogo con Sputnik, el economista Martín Kalos explicó que la
inflación es "un incentivo a consumir", pero dudó de que exista
"un crecimiento escondido de la economía".
Con una inflación
interanual que alcanzó el 114,2% en mayo de 2023, el aumento de
precios y las dificultades de la economía argentina no parecen ser una sorpresa
para propios o extraños. Sin embargo, un detalle de la vida cotidiana del país
sudamericano llama la atención: a pesar de la suba de precios y los bajos salarios,
es habitual ver restaurantes repletos en varios barrios de Buenos Aires y otras
ciudades importantes del país.
El fenómeno inspiró incluso un artículo del
diario estadounidense New York Times en el que se
señala como sorpresivo
el auge que vive el sector gastronómico de Buenos Aires,
especialmente en zonas como Palermo, un barrio que suele concentrar las
tendencias de la movida nocturna porteña.
"En Buenos Aires, la capital
cosmopolita de Argentina, está floreciendo una cocina de clase mundial. Eso
podría no ser necesariamente noticioso si no fuera por el hecho de que
Argentina está en medio de una extraordinaria crisis financiera", consigna
el texto, que repasa los testimonios de varios emprendedores
gastronómicos de Buenos Aires.
No es la primera vez que este aparente contrasentido entre crisis y restaurantes llenos se hace visible. En febrero de 2023, el presidente argentino, Alberto Fernández, había apelado al mismo fenómeno para indicar que la economía no estaba tan mal como se decía: "Ahora resulta que las quejas que yo escucho es que para ir a comer hay que esperar dos horas".
El comentario del mandatario iba en línea
con un artículo de
noviembre de 2022 del diario argentino La Nación que también
intentaba pintar el paisaje del barrio Palermo y sus restaurantes atestados.
Además de las dos horas de espera
promedio, el texto periodístico revelaba que, además de los turistas que
visitaban Argentina, muchos de los que consumen con asiduidad son argentinos.
Además de los restaurantes, el mandatario
hacía referencia al sector hotelero, que en Buenos Aires tuvo un año para el
recuerdo, con una ocupación promedio del 60%, cifra récord que supera los
mejores indicadores registrados antes de la pandemia de COVID-19.
En su pico máximo durante 2022, la capital argentina llegó a tener una
ocupación hotelera del 92%, recoge la agencia Télam.
Al igual que con los restaurantes, los
datos demuestran que no todos los visitantes son extranjeros. Solo en 2022,
Buenos Aires hospedó a 2,4 millones de turistas argentinos que
llegaron desde otras provincias, principalmente la provincia homónima.
Así las cosas, el paisaje del barrio
Palermo alimenta la idea de una contradicción entre los datos macroeconómicos y
los hábitos de consumo de los argentinos.En diálogo con Sputnik, el economista
Martín Kalos reconoció que este fenómeno abrió, hace varios meses, "un
debate entre los economistas argentinos sobre si existe un sector
informal que creció más que el resto y no está siendo registrado por
las estadísticas".
El estudioso sumó incluso otro rubro en el
que se evidencia un consumo sorprendente por parte de los argentinos: el de los
recitales internacionales. La cantante
británica Dua Lipa en 2022 y la estadounidense Taylor Swift
agotaron en cuestión de horas tickets que podían llegar a costar más de
150 dólares.
También en 2022, la banda británica Coldplay rompió un récord al hacer 10
recitales consecutivos a estadio lleno, con tickets que se
vendían entre los 40 y los 100 dólares. Su visita a Argentina dejó un saldo de
38 millones de dólares de ganancia e hizo a los artistas liderados por Chris
Martin embolsarse alrededor de 1 millón de dólares por actuación.
¿Crisis?
Para el economista, una de las explicaciones es que "siempre hay un sector de la economía argentina que gana bien, le está yendo bien y llega a fin de mes". En ese sentido, señaló que "con que el 10% o el 15% de la población pueda consumir con cierta holgura ya estamos hablando de 5 millones de personas que estarían demandando".
Ese segmento de la población puede
explicar por sí misma, según el economista, que se mantenga una demanda plena
en sectores como servicios de turismo, recitales o gastronomía. Sin embargo,
puede que no sea la única explicación, ya que también parece haber sectores de
la economía argentina que escapan a las estadísticas oficiales.
"Hay un par de nichos de actividad que probablemente no se están registrando correctamente, como los sectores que exportan servicios profesionales o informáticos, lo que generalmente se nombra como economía del conocimiento", explicó el especialista. Estos profesionales, indicó, muchas veces pueden llegar a cobrar parte de sus ingresos en el exterior o a través de billeteras virtuales.
Una tercera explicación radica, según
Kalos, en que tanto la alta inflación como la variedad de propuestas económicas
que hay en la campaña electoral de este año hacen que los argentinos tengan una
"mayor reticencia a ahorrar y un incentivo más grande a consumir".
En efecto, las restricciones
para la compra de dólares en el mercado oficial hacen más
difícil que las familias puedan ahorrar en la divisa estadounidense, un
mecanismo necesario en un contexto de alta inflación en la que los ahorros en
moneda local pierden poder adquisitivo.
Kalos explicó que la inflación también
funciona como un llamado a consumir, dado que "si alguien tiene pensado
comprar algo en los próximos meses, al comprarlo hoy le gana a la
inflación".
"Para buena parte
de la población hay un incentivo para gastar y no preocuparse tanto por
ahorrar", sintetizó el especialista.
Ahora bien, Kalos aclaró que el creciente
consumo en sectores gastronómicos, hoteleros o culturales no necesariamente
indica buenas noticias para la economía.
"No parece que esté habiendo un crecimiento
escondido en la economía o que haya menos pobreza, sino que a un
sector le está yendo aún mejor de lo que se está midiendo", argumentó.
En ese sentido, apuntó que quizás el
sector más pudiente de Argentina tenga "incluso ingresos más altos de los
que pensábamos" y remarcó que ese dato "nada dice sobre cómo está el
otro 80% o 90%, que puede estar pasándola muy mal".
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