El turismo, ante una nueva oportunidad de convertirse en sector estratégico
Ocho años de la campaña #ministeriodeturismoya21 ABRIL, 2019
Análisis/ España se encuentra frente a unas nuevas elecciones generales, pero el turismo sigue sin tener su propio Ministerio. Y no es así porque se tenga clara la importancia estratégica del turismo y su acción transversal en la economía española y por lo tanto, se le considere incluso como una actividad supraministerial, no... es que estamos como en los últimos años, con un Ministerio que comparte con turismo otras carteras (en el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez, Reyes Maroto es ministra de Industria, Comercio y Turismo), y con una Secretaría de Estado como máximo órgano expresa y únicamente turístico. En 2011 en HOSTELTUR iniciamos la campaña #Ministeriodeturismoya. Ocho años más tarde, seguimos sin un Ministerio y, lo que es peor, sin que el turismo sea considerado cuestión de Estado y sector estratégico de la economía española.
La campaña #Ministeriodeturismoya comenzaba en HOSTELTUR el 19 de septiembre de 2011, de cara a las elecciones generales que tuvieron lugar el domingo 20 de noviembre. Fueron publicados en la campaña 123 artículos, análisis, noticias, entrevistas, con muchos profesionales del sector que dieron su apoyo a la campaña y que reivindicaban al futuro Gobierno una visión estratégica del turismo y, por qué no, un Ministerio propio.
Lo que quedó claro en esa campaña fue que tanto los partidarios de un Ministerio propio como los que no le veían tanta utilidad, coincidían en algo: en mejorar la actual representación del turismo en el Ejecutivo, y darle más visibilidad y poder de influencia (ver: ¿Un Ministerio de Turismo o un lobby empresarial?).
No es el Ministerio, es la visión
Iniciativas interesantes de otro países no han encontrado eco en España. Nueva Zelanda, por ejemplo, decidió en agosto de 2010 suprimir el Ministerio de Turismo y sustituirlo por un organismo llamado Tourism Strategy Group (TSG), dentro del Ministerio de Desarrollo Económico. Este Grupo de Estrategia en Turismo de Nueva Zelanda se encarga de recoger datos estadísticos sobre la industria turística y ponerlos a disposición tanto del Gobierno como de la iniciativa privada, y básicamente de asesorar y proponer políticas turísticas para el desarrollo de la industria. El TSG está formado por nueve miembros, entre los cuales se encuentran representantes de los gobiernos central y local, de la población maorí y también de la industria turística.
Más cerca de nosotros, a finales de 2013, Francia decidió ubicar Turismo bajo la tutela del Ministerio de Asuntos Exteriores. ¿Por qué? Pues porque tenían claro que el gran reto en los próximos años iba a ser captar a los turistas de mercados lejanos como China, India, Indonesia, Brasil, México… Y el hecho de incluir Turismo en el Ministerio de Exteriores les permitía utilizar lo que llamaron "la diplomacia económica”. Es decir, la promoción turística de Francia pasó a apoyarse en su red de 152 embajadas, la segunda más importante del mundo después de Estados Unidos (ver: Francia sitúa Turismo bajo la tutela del Ministerio de Exteriores).
Igual que Francia, otras potencias europeas que además son destinos líderes tampoco tienen Ministerio de Turismo, pero en cambio, ya en 2011 veían claramente el valor estratégico de este sector, como Reino Unido y Alemania. Estados Unidos también se hallaba en este grupo bajo la presidencia de Obama, sin embargo las políticas de Donald Trump han alejado esa consideración (Destinos líderes sin Ministerio de Turismo apoyan cada vez más a la industria turística).
Está claro que un Ministerio de Turismo no es la solución si a pesar de crearlo, no cambiase en nada la visión estratégica que tiene el Gobierno de una actividad que se ha convertido en todo el mundo en motor económico y social. Los argumentos en contra de la creación de un Ministerio propio también han sido siempre concluyentes y claros: las competencias están transferidas a las comunidades autónomas; incrementaría el gasto público y engrosaría la estructura del Gobierno; hay dudas conceptuales sobre en qué ámbitos debería actuar y qué políticas marcar, entre otros.
Una Secretaría de Estado potente y ejecutiva
La apuesta por una Secretaría de Estado de Turismo potente, dentro de un Ministerio como el de Economía, es también una de las opciones válidas como alternativa a un Ministerio de Turismo propio. Pero siempre que el Ministerio de Economía fuera el eje alrededor del cual se movieran los principales sectores productivos, un órgano creado para la competitividad y la eficacia, para el desarrollo económico del país, y diferenciado de otras funciones como la de Hacienda. El secretario de Estado, en este caso, debería ser alguien con peso en la toma de decisiones del Gobierno y con autoridad moral tanto frente a las Comunidades Autónomas como entre el sector.
Ésta sería una alternativa eficaz, que no requiere de muchos cambios estructurales, pero sí de un cambio fundamental: dejar de ver al turismo como una actividad que genera ingresos al Estado, para pasar a verlo como parte de la economía global, del desarrollo económico y social del país y sobre todo, como parte de su presencia e imagen internacional y como un eje transversal que incide en el resto de carteras ministeriales (Ver: Ministerio de Turismo: argumentos del "no" y consenso).
Esa alternativa de una Secretaría de Estado potente y con capacidad negociadora y ejecutiva era lo que proponía, en un artículo en HOSTELTUR dentro de la campaña #ministeriodeturismoya, el presidente de Meliá Hotels International, Gabriel Escarrer Julià (ver: El turismo necesita el apoyo del Gobierno), donde entre otros argumentos, escribía: "El turismo necesita el apoyo del Gobierno, sin duda, y necesita convertirse en una de sus máximas prioridades, sea por la vía de crear un Ministerio, reponer la extinta Secretaría de Estado con nuevas capacidades, o de integrar esta cartera en una nueva Vicepresidencia: sea cual sea la fórmula elegida por el nuevo Gobierno, ésta debe garantizar una gestión coordinada y “transversal” a los distintos departamentos, y un “poder” o liderazgo suficiente para no quedar relegado ante las distintas prioridades sectoriales".
Una realidad pobre
La realidad no fue exactamente esa. El sector seguió pidiendo "por lo menos" una Secretaría de Estado de Turismo (ver: Turismo y nuevo Gobierno: una Secretaría de Estado, por lo menos), y también CEHAT incluyó esa petición en su decálogo dirigido al nuevo Gobierno, formado por Mariano Rajoy tras las elecciones (La CEHAT lanza un decálogo de peticiones al nuevo Gobierno), pero Turismo quedó fuera de Economía y Competitividad, y entró en la cartera de José Manuel Soria: Industria, Energía y Turismo, con una Secretaría de Estado ni potente ni ejecutiva que fue ocupada por Isabel Borrego.
La campaña #ministeriodeturismoya no sirvió para que el nuevo Gobierno, ni los posteriores, le dieran al turismo un papel más relevante en la estructura del Estado, pero al menos sí visualizó el sentir del sector y su descontento con la falta de visión estratégica gubernamental
Con estas nuevas elecciones del 28 de abril, Turismo tiene una nueva oportunidad de conseguir en el Gobierno que se forme el lugar que siempre debió haber tenido, por supuesto más allá de las competencias transferidas a las CC.AA. El lobby turístico Exceltur, presidido por el vicepresidente y CEO de Meliá Hotels International, Gabriel Escarrer Jaume, ya ha hecho llegar a los partidos políticos, aprovechando el arranque de la camapaña electoral, las 14 medidas que propone para impulsar el sector, como recogimos en Campaña electoral: Exceltur propone 14 medidas para impulsar el turismo.
Entre otras, Exceltur propone crear una Dirección General de Competitividad Turística para impulsar la mejor integración y valorización experiencial de nuestra oferta turística, en coordinación con las comunidades autónomas y entidades locales. También, reestructurar Turespaña en su papel de Dirección General de marketing turístico, revisando las estrategias de promoción con nuevos modelos de gestión, recursos y una gobernanza público-privada más comprometida. Y finalmente, en cuanto a gobernanza turística, reestructurar el papel del Consejo Español de Turismo que, al menos cada cuatro meses, ejerza un papel más proactivo para debatir sobre los principales retos y políticas turísticas.
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