Hacia un turismo con propósito: ¿Es posible un lado B en turismo?
Estamos ante tiempos de cambios acelerados, un estado de disrupción que pone de manifiesto que aquello que estaba antes, hoy se vuelve obsoleto y no está adecuado a las nuevas circunstancias de negocio o consumo.
La Declaración de Glasgow representa la reafirmación de la conciencia de la crisis ambiental como un problema común y al mismo tiempo un llamado a la acción poniendo de relieve un proceso, que se inició allá por 1992 en Río de Janeiro, que nos continúa interpelando sobre nuevas formas de ser y hacer.
Todos somos parte del problema, todos somos parte de la solución
Es tiempo de construir nuevos horizontes para nuestra actividad hacia un turismo para un crecimiento inclusivo, así lo definió la Organización Mundial del Turismo como lema del año 2021. Como dicen algunos turismólogos nos encontramos en la era post turística del turismo insostenible y no podemos permanecer pasivos ante esta situación.
Es fundamental y necesario un cambio de concepción, adoptar una mirada profunda desde los destinos y emprendimientos turísticos que no sólo tenga en cuenta el éxito basado en resultados económicos sino también en el bienestar de las personas, las comunidades y el medio ambiente.
Lo cierto es que sin importar el rol que cada uno ocupe: guía, hotelero, gastronómico, gestión pública, todos podemos impulsar un cambio positivo en nuestra actividad, en la vida de los turistas y de las comunidades anfitrionas para a través del turismo transformar realidades.
Comprender que nuestras acciones individuales pueden cambiar la realidad de todos es el primer paso. Seamos agentes de cambio y gestores de la sostenibilidad. Todos somos parte del problema, todos somos parte de la solución, por tanto la suma del esfuerzo de todos es el motor de este cambio necesario.
He aquí una invitación para emprender un viaje, explorando nuevas formas de ser y hacer para nuestras organizaciones turísticas. Una invitación a pensar y actuar, ¿hacia dónde vamos? o, mejor dicho, ¿hacia dónde queremos ir?…
Hacia modelos circulares colaborativos
En los sistemas naturales de vida, todas las relaciones entre los individuos que coexisten en un mismo espacio interactúan y se complementan para generar eficiencia en el sistema. Por analogía, observar, comprender, respetar nuestro entorno nos permite relacionarnos en armonía con él para poder mitigar las huellas que naturalmente genera nuestra actividad.
Todos jugamos un papel clave: colaboradores, proveedores, clientes y la comunidad. A partir de nuestra relaciones podemos generar un círculo virtuoso que genere efecto multiplicador para preservar y poner en valor nuestro entorno. De esta manera será posible inspirar, generar sinergia, co-crear una “valija” de herramientas que permita transitar procesos hacia un mayor compromiso con la sostenibilidad y la inclusión.
Hacia una nueva economía
El origen etimológico de la palabra economía se encuentra en la palabra griega oikonomos que significa administración del hogar. Si la Tierra es nuestro hogar, ¿acaso no deberíamos administrar sus recursos para generar mayores oportunidades de vida, no menos?
Muchos autores indican que la economía lineal está muy limitada; el paradigma de crecimiento infinito dentro de un lugar finito plantea la necesidad de relacionarnos con los recursos desde otro lugar para poder proyectar modelos de negocio a largo plazo. Conceptos como economía circular, kilómetro cero y las 6R están marcando el rumbo de nuestra actividad.
Un caso ilustrativo es la estrategia de reducción de residuos a partir del consumo de productos locales que no requieren transporte, empaques, fletes y todo lo que conlleva llevar un producto de un lugar a otro. La implementación de políticas de compras bajo el concepto de kilómetro cero contribuye a mitigar los residuos, reducir la huella de carbono y al mismo tiempo conectarnos con el sistema, con el lugar, donde transcurre nuestro proyecto. Esto también brinda oportunidades en el plano económico: haciendo más eficiente el consumo y reduciendo costos.
De esta manera la economía circular puede generar aportes para lograr que la actividad turística genere menor impacto en el medio ambiente y mayores beneficios para las comunidades donde se desarrolla nuestro proyecto. Si conectamos nuestro proyecto con el medio ambiente entonces los beneficios se extenderán a todos los individuos que conviven con nosotros.
Es importante identificar las áreas de oportunidad para transformar hábitos en mejores hábitos, buenas prácticas ambientales como el consumo responsable, la compensación de huella de carbono con la plantación de árboles nativos, la utilización de energías renovables, solo por citar algunas, pueden contribuir a que el turismo pueda ser no sólo generador de oportunidades de desarrollo económico y social sino también un medio para promover el respeto, el cuidado y la restauración del medio ambiente.
Hacia empresas con propósito
»Para hacer crecer nuestro negocio debemos buscar un propósito » es una afirmación que comparten referentes de distintas disciplinas como el marketing, la economía y la cultura organizacional. Cada vez más organizaciones impulsan modelos empresariales que incluyen desde la concepción del negocio y del producto el impacto social, ambiental y económico en la esencia misma de su propuesta de valor.
Así encontramos movimientos como Sistema B1 con cada vez más empresas comprometidas en la construcción de un nuevo modelo económico que equilibre el propósito y las ganancias. Desde su creación, ya existen 10 Sistemas B nacionales, un Sistema B Internacional y 8 Comunidades B Locales. Este sistema nuclea a empresas de distintos rubros, con un franco crecimiento en el sector de viajes y turismo en el mundo y en Argentina.
El propósito de las empresas B pasa de la lógica de mitigar los impactos negativos a una nueva lógica de generar impactos positivos usando la fuerza de su negocio para construir una economía más sostenible e inclusiva.
La certificación de Empresa B es entregada por B Lab, una entidad sin fines de lucro en Estados Unidos. Las Empresas B reciben una marca colectiva como identidad de mercado. Se someten a una evaluación integral con instancias de certificación y recertificación para cumplir con estándares verificados de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad.
Las empresas que se certifican como Empresa B asumen un compromiso de mejora continua y ponen su propósito empresarial socioambiental en el centro de su modelo de negocio. Miden y analizan las cinco áreas más relevantes de su empresa: gobierno, trabajadores, clientes, comunidad y medio ambiente, permitiendo una revisión detallada de todas ellas, con el fin de ayudar a identificar todos los posibles puntos de mejora y oportunidades para ser un agente de cambio en la economía, potenciando el triple impacto.
Este esquema de certificación implica atravesar instancias de autoconocimiento y evaluación en las organizaciones, que brindan oportunidades de crecimiento y acompañan de esta manera el desarrollo de nuevos modelos de negocio hacia una mayor rentabilidad social, económica y ambiental. Lo antedicho permite establecer planes de mejora a corto y mediano plazo así como indicadores para medir su impacto positivo. La certificación B es una herramienta de mejora continua, que promueve que las Empresas B aumenten su impacto positivo de manera permanente.
Otro rasgo distintivo es el relacionamiento entre empresas de la comunidad B para potenciar alianzas comerciales y colaboración empresarial. También este tipo de empresas suele ser muy atractivo para profesionales que, cada vez más, buscan desarrollarse en empresas con propósito y con modelos de gestión de liderazgo abierto y flexibilidad colaborativa.
Hacia una comunidad de viajeros con propósito
Una encuesta de Booking.com publicada recientemente indica que el 83% de los viajeros globales piensa que los viajes sostenibles son vitales, y el 61% dice que la pandemia ha hecho que quieran viajar de forma más sostenible en el futuro. La tendencia muestra que cada vez hay más viajeros con propósito, comprometidos con el medio ambiente y las comunidades que visitan.
1 Fuente: www.sistemab.org
Este despertar ciudadano hacia el turismo sostenible incluye no sólo a turistas sino también a comunidades anfitrionas y representa un valioso insumo para la innovación empresarial para regenerar sus modelos de negocio y sus propuestas de valor.
Aquí viene a mi mente el concepto de Turismo all included (turismo con todos incluidos) de Antoine Zervudacki, que nos habla de reinventar la relación con el turista a través de experiencias co-creadas entre anfitriones y visitantes en un vínculo recíproco de dar y recibir. Experiencias que invitan a generar incentivo en sus vidas más allá del consumismo.
Hoy, muchas agencias de viaje y prestadores turísticos han dado origen a propuestas que nos permiten comprender el entorno desde otra perspectiva, sentir y relacionarnos con el lugar. Esto fortalece la conciencia y compromiso social y ambiental tanto de turistas como de comunidades anfitrionas. Al mismo tiempo, estas empresas transmiten valores y actúan en el plano social y ambiental, proyectando su identidad y compromiso con la sociedad donde se desarrollan.
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Y aquí llegamos al final de este viaje, sabiendo que aún nos queda mucho por recorrer…
Comprender que la naturaleza no es infinita es el punto de partida.
Comprender que todos podemos ser parte de la solución nos desafía a deconstruir viejos modelos y co-construir nuevos horizontes para nuestras organizaciones bajo la mirada del triple impacto.
Reconocer la conexión entre todos los que coexistimos en un mismo lugar, tomar mejores decisiones hacia un modelo más sostenible e inspirarnos mutuamente es el camino que debemos transitar sin perder de vista ¿hacia dónde queremos ir?
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