El turismo: un sector en
terapia intensiva
El turismo en nuestro país tiene dos características que hacen de él un pilar del desarrollo actual y futuro de la Argentina: está sostenido sobre un tejido PyME y su raigambre territorial genera una ocupación integral del territorio. Ninguna otra actividad (con excepción, lógicamente, del comercio) se desarrolla, con las particularidades de cada caso, en la Costa Atlántica, en Mendoza, la Ciudad de Buenos Aires, la Patagonia, la Puna, las sierras cordobesas, la selva misionera, y en varios otros paisajes y rincones del país. En muchísimos pueblos, ciudades y zonas rurales, miles de familias argentinas tienen emprendimientos vinculados al sector.
Concretamente, son 460.000 los
puestos de trabajo formales en el sector turístico, pero si contamos patrones y
trabajo familiar (recordemos que es una actividad basada en su oferta PyME) se
estima en 1.200.000 argentinos los que tienen ingresos del turismo. Este nivel
de empleo, supera a la industria alimenticia, a la agricultura y a la
ganadería. Representó, hasta la pandemia, el 5% del PBI nacional y el 7,2% de
la generación de divisas.
El turismo fue la primera actividad en cerrar y será, probablemente, la última
en volver a la normalidad a causa de las restricciones a los viajes. La emergencia del sector por la pandemia es
clara y manifiesta: según una encuesta de la Federación Hotelero
Gastronómica de la República Argentina, en el ámbito de la Hotelería la caída
interanual en la actividad del sector fue de -83% en abril; de -83% en mayo; y
se proyecta un -79% en junio. Además, el 65% de los empresarios manifestó que
no podrá continuar con su empresa si la situación actual se prolonga en el
tiempo. Incluso, un 75,7% de ellos considera
que deberá cerrar en un período comprendido entre uno y tres meses. Una
verdadera catástrofe económica y social.
En relación a esto, desde Juntos
por el Cambio hemos impulsado un proyecto de ley (cuya autoría es de los
Diputados Alfredo Cornejo y Gustavo Menna) consensuado con entidades del
sector, el cual contiene herramientas fiscales, financieras, crediticias y
laborales. Además, por supuesto,
solicita la declaración de emergencia. Lamentablemente, en la última
reunión de comisión perdimos la votación para dar dictamen al mismo, por lo que
el despacho de mayoría corresponde al proyecto del Frente de Todos, avalado por
el Gobierno nacional. El programa que propone dicha iniciativa es por sólo seis
meses, no establece de cuánto es el Fondo para el “Auxilio y Capacitación
Turística” que el mismo crea y ni siquiera declara la emergencia de la
actividad. Es una tremenda ironía que en nuestro país se hayan declarado nueve
emergencias en Diciembre y el sector económico, que está en peor situación en
la actualidad, no tenga el mismo tratamiento.
La ley que debemos sancionar en
el Congreso debe establecer las herramientas para hacer frente a la situación,
y no ser una mera declaración de deseos. Según el proyecto del Frente de Todos,
los prestadores de servicios turísticos deberán pagar este año anticipo de
impuesto a las ganancias, algo a todas luces ridículo; además de que aquellos
que por la fase de cuarentena en la que están pueden trabajar, deben pagar
impuesto al cheque. No sólo no se
instrumentan ayudas concretas, sino que tampoco se reducen impuestos cuando el
hecho imponible (el ejercicio de una actividad económica) ha
desaparecido en la mayoría de los casos. Como el dictamen del Frente de Todos
no es operativo y no soluciona los problemas del sector, tendremos que trabajar
fuertemente en las comisiones que quedan y luego en el recinto para obtener la
mejor ley posible.
Mientras generamos estas
herramientas legales para que el turismo sobreviva a esta crisis, debemos
planificar inteligentemente la salida de la cuarentena y la habilitación de la
actividad; que todos estamos de acuerdo que es la verdadera solución. En nada
ayudan las posiciones maniqueístas como las que nos han impuesto en esta
dicotomía de “salud o economía”. Es absurdo pensar que hay gente que no le
interesa la salud, pero debemos recordar que la pobreza también mata. Tenemos
la cuarentena más larga del mundo, no creo que el resto de los países esté
equivocado y nosotros seamos los dueños de la verdad. Ningún representante del
sector pide volver a la normalidad “a como dé lugar”, muy por el contrario,
todos proponen un retorno a la actividad en forma gradual y con protocolos de
salubridad.
Un párrafo aparte merece la coordinación interjurisdiccional y
entre los distintos niveles de gobierno. Como ejemplo de ello, en Mendoza
se permite hace más de un mes el turismo interno, con excepción de San Rafael,
donde el Intendente ha dispuesto que el Departamento debe permanecer cerrado.
Los profesionales, guías y prestadores de servicios turísticos de la zona están
desesperados: se les prohíbe trabajar, pero no se les dan soluciones. Mientras
tanto, están permitidas las visitas familiares entre las ciudades mendocinas,
por lo que la gente viaja igual si lo desea. Reitero: no se trata de abrir sin
precauciones, pero debemos darle oxígeno al sector mientras la situación
sanitaria lo permita. Hasta el momento, Mendoza tiene un cuadro controlado y
deberíamos aprovechar esta situación para generar “espalda”, con el fin de
aguantar la crisis económica y social que inevitablemente llegará.
El quinto complejo exportador de
la Argentina, que ha contribuido en mucho al desarrollo integral del
territorio, que invita año a año a emprendedores a comenzar su propia empresa y
concretar sus sueños, que anima a inversores a seguir apostando al país, que es
el tercer sector en cuanto a participación femenina en el empleo total y el
mayor generador de empleo joven; ese sector, que es parte fundamental del
futuro pero también del presente de la Argentina, necesita que lo ayudemos. Hagámoslo con confianza: el turismo nos lo
devolverá con creces.
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