Un mundo sin turismo por la pandemia dispara
desempleo
Por JOHN LEICESTER, ROD McGUIRK y ARNO PEDRAM
Associated Press
PARÍS
(AP) — Sin visitantes estadounidenses que llevar a las playas del Día-D o la
región de “castillos del Loira”, la guía de turistas parisina Linda Zenou está
preocupada de cómo va a pagar su crédito y continuar cuidando a su madre en los
próximos meses de dolorosa austeridad.
“Mi situación se va a poner sumamente difícil”,
afirmó. “No tenemos nada de qué vivir”.
Para el creciente número de negocios y personas que dependen del turismo global, la pregunta no es cuándo va a terminar la pandemia de coronavirus, sino cómo y si es que sobrevivirán hasta que el sector logre su recuperación. Para tratar de mantener a raya al coronavirus, los países que levantaron barreras a la llegada de turistas lo hicieron a un costo creciente para ellos y para otras naciones.
“Ahora es la supervivencia del más apto”, dijo Johann Krige, director general
de la hacienda vinícola Kanonkop en Sudáfrica, donde la ausencia de turistas
que venían a probar vino amenaza a docenas de fincas vinícolas en la histórica
localidad de Stellenbosch, cerca de Ciudad del Cabo.
“Muchas van a quebrar porque no tienen
suficiente liquidez”, afirmó Krige.
En todo el mundo, viajar en medio de la pandemia
se está convirtiendo en una historia de avances tentativos en algunos lugares y
de retrocesos punitivos en otros, de “sí” a permitir el regreso de turistas
provenientes de latitudes a las que les ha ido un poco mejor frente al COVID-19
pero “no” a los procedentes de zonas con brotes.
El resultado es un revoltijo global de
restricciones y cuarentenas cambiantes, todo lo cual impide la visibilidad a
largo plazo a las empresas que intentan pagar nóminas y a todos los demás
actores del sector, desde los vendedores de baratijas hasta los hoteles de
lujo.
En Australia, el gobierno de Queensland, hogar
de la Gran Barrera de Coral, prohibió desde el sábado la llegada de visitantes
de Sydney debido al brote que registra la ciudad más grande del país. El
funcionario de turismo de Queensland Brett Kapernick pronosticó que eso podría
causar a algunas empresas una caída de 40% en sus ingresos.
“Debido a esta pandemia, la situación se vuelve
inestable y por ende cambiante cada semana”, manifestó Kapernick. “Hace una
semana, no pensamos que enfrentaríamos un cierre de fronteras con Sydney”.
Aunque la isla indonesia de Bali abrió el
viernes tentativamente al turismo interno, las playas de Da Nang en Vietnam
estaban desiertas. La ciudad impuso una cuarentena el martes para contener un
brote de casi 100 casos.
Ante la falta del sustento derivado del turismo,
algunos negocios parecen ya condenados. Muchos hoteles de lujo en el centro
histórico de Roma no reabrieron a finales de la primavera, cuando Italia
comenzó a permitir la llegada de turistas de otros países de la Unión Europea y
de un número selecto de naciones. A principios de la pandemia, los italianos
que trabajaron durante años como personal de comedor, cocineros o mucamas en hoteles
mejor buscaron empleo en fincas para recolectar frutas y verduras.
En la costa del Algarve, en Portugal, las
catástrofes individuales se ciernen sobre el personal de hoteles, bares y
restaurantes vacíos que están perdiendo la esperanza de que los turistas
regresen suficientemente rápido para mantenerlos a flote. En una región que
depende casi enteramente del turismo, la tasa de desempleo se ha incrementado
230%.
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