martes, 7 de julio de 2020

ECONOMÍA DEL TURISMO. Postpandemia. Pasos para reconstruir el turismo global.

Edición España. "Antes de pulsar el botón de reinicio"

Retos de la reconstrucción del turismo global tras la COVID-19

Un libro de Javier Blanco Herranz7 JULIO, 2020
  • "Antes de mirar al primer pantallazo, sería oportuno que nos preguntásemos, por ejemplo, ¿cómo queremos construir nuestro futuro?"
  • "Deberíamos aprender a hacer frente a las debilidades y amenazas sociales y ambientales patentes y a no mirar para otro lado"
  • "El sector turístico debe plantearse con seriedad construir un nuevo contrato social verde que haga posible una época de prosperidad"

Tras esta crisis, ¿necesitaremos repensar el turismo como una actividad de bajos impactos? ¿Cómo habrá de ser la gestión del sector en los próximos años? ¿Qué deberán tener en cuenta las empresas y los destinos para que el turismo tenga un rumbo más seguro, justo y duradero? De todos estos interrogantes y de sus respuestas habla en su nuevo libro Javier Blanco Herranz, conferenciante, formador y asesor turístico, titulado "Antes de pulsar el botón de reinicio. Retos de la reconstrucción del turismo global tras la COVID-19", que ha salido a la venta en Amazon estos días.

Img Hosteltur

¿Por qué ese título?, ¿cuál es la importancia del concepto “reinicio”?
Fue una decisión basada en mi propia sensación de incertidumbre y descorazonamiento al ver la magnitud sanitaria y económica de la covid-19 proyectada sobre la industria de los viajes y el turismo. El desplome y la conmoción de esta tragedia sobre esta industria ha dejado una estela muy impactante, con suspensiones y restricciones en los vuelos internacionales, que han afectado a más del 90% de la población mundial, o que ha producido que aproximadamente 3.000 millones de viajes no se hayan realizado en todo el planeta durante estos meses tan aciagos. Este panorama justifica sin duda que hablemos de reinicio o de volver a cargar el sistema turístico ante un parón tan colosal de la actividad.

Pero, ¿no hemos pulsado ya el botón?
Hemos pulsado el botón del reinicio gradual de buena parte de las actividades, pero el botón de la reconfiguración del sistema turístico es una nueva oportunidad y una tarea larga, compleja y aún pendiente, y nos obligará a una reflexión profunda y abierta. Antes de mirar al primer pantallazo, sería oportuno que nos preguntásemos, por ejemplo, ¿cómo queremos construir nuestro futuro?, ¿está todavía en nuestro horizonte, a medio plazo, alcanzar récords de turistas cada año?, ¿podremos seguir permitiéndonos seguir instalados en este modelo de crecimiento?, ¿podríamos plantearnos con audacia el reto colectivo de orientar nuestros destinos para que sean ejemplos internacionales de sostenibilidad social y ambiental y seguir siendo líderes turísticos en las clasificaciones mundiales?, ¿sabremos aprovechar esta nueva oportunidad?....

¿Algo de lo sucedido podría haberse evitado?
Nadie esperaba este tsunami tan devastador. Seguramente siempre se podrían haber minimizado algunas consecuencias, pero desde el punto de vista sanitario ya se ha dicho prácticamente todo y no seré yo quien interfiera sobre opiniones autorizadas y solventes en esta materia.

Javier Blanco Ha sido viceconsejero de Turismo del Gobierno Vasco, gerente del Patronato Provincial de Turismo de Huelva, director ejecutivo de los Miembros Afiliados de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y miembro del Consejo Español de Turismo.

¿Qué deberíamos aprender, como industria turística global, de lo sucedido?
Los éxitos continuados de esta actividad parecían asegurar el porvenir de esta industria. Algunas de las autoproclamadas fortalezas del sector, como su resiliencia que parecía un escudo infranqueable, han quedado muy en evidencia, y nos hemos asomado al rostro de la vulnerabilidad. Deberíamos aprender a hacer frente a las debilidades y amenazas sociales y ambientales patentes y a no mirar para otro lado, como tantas veces hicimos antes de esta crisis. De la covid-19 podríamos extraer también algunos retos de entidad para el turismo global: ¿cómo abordar y mitigar los impactos ambientales que traen de la mano la emergencia climática y los procesos de "sobreturismo"?, ¿qué tipos de turismo ofrecen los mayores beneficios posibles al menor costo?, ¿cómo gobernar con justicia y equidad la prosperidad del turismo?, ¿cómo avanzamos en la creación de empleos turísticos más decentes?, ¿cómo gobernar las vulnerabilidades del turismo?, ¿cómo lograr un adecuado equilibrio en las ciudades turísticas entre las necesidades de los visitantes, las empresas y los residentes locales?, ¿cómo llevar a cabo un cambio del modelo, o la reinvención del turismo, para transitar desde un turismo extractivo a un turismo restaurador?

Debiéramos tomar buena nota también de que la socialización de los riesgos no ha estado acompañada de una socialización de las recompensas

¿Y en referencia a España?
En España, en particular, deberíamos ser conscientes de la responsabilidad mayor que tenemos, como líderes turísticos mundiales, con una altísima especialización turística y un peso tan considerable en el conjunto de nuestra economía. Debiéramos tomar buena nota también de que la socialización de los riesgos no ha estado acompañada de una socialización de las recompensas. Mirando al inmediato futuro, habría que incentivar la reducción de la precariedad y la temporalidad en el sector y avanzar hacia empleos más justos. Tras la crisis sanitaria parece evidente también que el tipo de gestión tradicional de los destinos que nos ha producido situaciones de desequilibrios y amenazas latentes no puede ser el mismo que pueda controlar y limitar sus efectos indeseables aquí y ahora.

Algunos piensan que la “nueva normalidad” será realmente nueva… ¿usted qué opina?
La pregunta ofrece diversas aristas. Todavía no conocemos cómo van a ser los comportamientos de los viajeros y tampoco los nuevos modos de encarar estos tiempos tan complejos y desconocidos desde el punto de vista empresarial. La “nueva normalidad” ya está teniendo y tendrá consecuencias muy negativas en el empleo. Tras esta crisis vamos a perder, con seguridad, mucho valor económico por las reducciones tan sensibles en los índices del crecimiento, pero no podremos permitirnos seguir perdiendo valor público en momentos tan cruciales como los que vivimos. Para las administraciones turísticas, la nueva normalidad debiera ir desterrando las mismas retóricas y soluciones hasta ahora practicadas cuando el éxito y el crecimiento ilimitado presidía los escenarios turísticos. El conjunto de la industria de los viajes y el turismo y de las administraciones turísticas tendrán igualmente que asumir sin excusas y en cada ámbito territorial la cuota de responsabilidad global en la emergencia climática que vive el planeta. Y no resultará justificable, en modo alguno, argumentar que otros sectores económicos como la energía, la agricultura o la industria son más contaminantes.

Los “nuevos” retos son, en realidad, los viejos retos: tasas, overtourism, sostenibilidad, masificación, márgenes estrechos de negocio, poca redistribución social del beneficio, contratos precarios… ¿es así?
Es cierto. Cuando se analiza la actividad turística en España hace 50 años, ya era constatable que muchos de los actuales impactos negativos ya se estaban generando. No son todos ellos nuevos retos, pero ahora resulta inaplazable afrontarlos. Debe ser la gran tarea colectiva del conjunto de actores del turismo español, que tiene que volver a esforzarse en configurar su sistema turístico y los pilares sobre los que se sostiene, en cada pueblo, comarca, ciudad, comunidad autónoma, en el Estado. No sirven maquillajes, ni soluciones fáciles ante problemas tan complejos como los presentes.

En cada ámbito público y privado deben aflorar liderazgos necesarios, valientes, comprometidos, que huyan de las inercias paralizantes y que abran caminos de innovación y progreso

¿Seremos capaces de ver la necesidad de cambio o de verdad esperamos cerrar el paréntesis y seguir como siempre?
No lo sé, o como decía Jorge Wasenberg, “no lo veo claro”. Sinceramente he visto dentro del mundo turístico y durante la pandemia, un gran intercambio de ideas, de conversaciones de interés y de reflexiones útiles. Esto es una señal muy saludable y demuestra las capacidades que atesoramos colectivamente. Pero en cada ámbito público y privado deben aflorar liderazgos necesarios, valientes, comprometidos, que huyan de las inercias paralizantes y que abran caminos de innovación y progreso. Tenemos el reto de construir juntos un nuevo modelo de desarrollo para esta actividad, con perspectiva estratégica y global, y nuevas fórmulas de gobernanza. Y en España hay capacidad suficiente para hacerlo y además muy bien.

¿Cuál es la conclusión de su libro?
El crecimiento descontrolado es un suicidio, necesitamos crecimiento inclusivo para socializar las recompensas; los objetivos principales de las administraciones turísticas deberán mover su tradicional foco de manera significativa, priorizando los intereses generales de los ciudadanos y del territorio. El sector turístico debe plantearse con seriedad construir un nuevo contrato social verde que haga posible una nueva época de prosperidad para todos. Es urgente que el sector se transforme y avance hacia una desvinculación significativa del crecimiento respecto a las emisiones. Se trata de encontrar los equilibrios entre la preservación de los ecosistemas turísticos y las realidades económicas.

El espíritu de nuestro tiempo está ya contemplando una gradual toma de conciencia de la emergencia climática y la necesidad de adaptar nuestro modo de vida

¿Es usted optimista respecto al futuro de la industria?
Ser optimista significará que hemos sido capaces de hacer una contribución esencial desde el turismo al futuro del planeta. Los viajes no van a desaparecer, pero es crucial repensar el turismo como una actividad de bajos impactos. El espíritu de nuestro tiempo está ya contemplando una gradual toma de conciencia de la emergencia climática y la necesidad de adaptar nuestro modo de vida. A la promoción de otras formas de vivir le acompañarán otras formas de viajar. Debemos ser responsables de los impactos de nuestras decisiones, de decidir ir o no ir a lugares donde la estructura ecológica es frágil y causaremos daños. No sabemos si la mayoría de la población con rentas disponibles para viajar, seguirá necesitando recorrer todo el mundo para visitar los iconos turísticos señalados en los imaginarios colectivos del consumo turístico, o si renunciaremos a que las calles y plazas de esos lugares soñados sigan sin nosotros.

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